¿Espejos o espejismos?

Los que hemos aceptado a Jesús como nuestro salvador, podemos afirmar que tenemos nuestra salvación asegurada, ese fue un regalo que recibimos sin merecerlo. Cuando decidimos aceptar ese regalo, lo hicimos después de que comprendimos que Cristo murió para limpiarnos de nuestros pecados y que lo hizo por amor. Si no fuera por ese amor que Dios tiene para nosotros, su creación, entonces seguiríamos sumidos en nuestros pecados y sin ningún rumbo fijo. Fue por ese amor que nosotros ahora tenemos una vida eterna y un propósito para la vida sobre la tierra, fue por ese amor que nosotros conocimos a Cristo.

El problema es que en ocasiones se nos olvida que somos cristianos, seguidores de Jesús, que somos salvos porque alguien nos hablo de Cristo y de su maravilloso amor, se nos olvida que mucha gente a nuestro alrededor necesita de ese amor, pero que no tienen una relación personal con Dios. Como discípulos de Cristo deberíamos reflejar el amor que él nos ha dado, ser espejos de Él, pero a veces en lugar de ser eso resultamos siendo puros espejismos.

En ocasiones a algunos cristianos se les olvida que todos somos pecadores y desprecian o hacen de menos a algunas personas porque sus pecados son muy evidentes. Se les olvida que Cristo vino a buscar a enfermos y no a sanos, se les olvida que Cristo vino a perdonar y no a juzgar, a ayudar y no dañar, a construir y no a destruir.

Hoy quiero llamar tu atención y que pienses si eres un espejo de Cristo (reflejas su amor) o si eres más bien un espejismo (puras apariencias). Puede que tú seas un espejo real de Cristo y que reflejes su amor a TODOS los demás, que trates de ayudar a los necesitados en cuestiones físicas y espirituales, que aceptes a todos tal y como son, que te involucres con los que no son cristianos porque quieres dar testimonio ante ellos y si es así, pues qué bien, ¡¡Felicitaciones!! Pero en realidad muchos cristianos no son así.

Algunos se vuelven activistas y se preocupan demasiado por las actividades y se olvidan de las necesidades de las personas, se les olvida que algunos pueden tener grandes problemas familiares, personales o existenciales, pero eso no les importa, lo único importante para ellos es que “las actividades de realicen”, al más puro estilo de “el show debe continuar”.

Otros si se preocupan por las necesidades de las personas pero solo de aquellos que están ya dentro de la iglesia, pero se olvidan de los que están fuera de la iglesia, los ignoran y no se preocupan por ellos, la excusa es: “ellos no son parte de la familia de Dios”, pero precisamente eso es solo una excusa. Esto es muy parecido a lo que hacen otros “cristianos”, hay quienes que desprecian a la gente porque “escuchan música no cristiana”, “se viste como marero”, “ese no parece cristiano”, en fin se creen muy santos o perfectos, y se les olvida que Cristo prefirio estar con los pecadores que con los fariseos y escribas. Más aun es la aversión que le tienen a aquellos que no son cristianos y no se relacionan con ellos “porque son pecadores”, ja! Como si no lo fuéramos todos.

La verdadera proyección del cristiano debería ser ayudar a los demás, de acuerdo a sus dones; presentar la palabra de Dios y orientar a aquellos que se encuentran en un error.

Puede que tu digas “que mal por los que hacen eso, yo trato de ayudar y no discrimino a nadie”, pero quizás en algún momento has dicho algo como “¿Por qué pusieron a este en ese privilegio en la iglesia, si esta mas perdido que la palabra?” o “yo no le hago caso a este hermano porque no me da el ejemplo”. Ten cuidado, si de verdad reflejas a Cristo entonces debes ser manso y humilde, tomar las cosas buenas y desechar las malas.

En fin si en realidad quieres ser un espejo de Cristo, entonces toda tu vida debe girar en torno al amor, pues así fue la vida de Cristo sobre la tierra, y ¡Cuidado!, no sea que tratando de mantenerte en completa rectitud, santidad y pereccion, pierdas el rumbo, como los fariseos y como ellos resultes siendo un espejismo, o en palabras de Cristo: ¡Sepulcro blanqueado!

¡Animo! busca el amor de Dios y reflejalo verdaderamente